El primero que vivió en sus carnes esta situación fue Ronaldinho Gaucho. Tras una temporada en la que el brasileño estuvo muy lejos de su mejor nivel a causa de su indisciplina (salidas nocturnas, sobrepeso, supuestas sesiones extras en el gimnasio), Guardiola decidió nada más firmar como entrenador del primer equipo del Barcelona que el jugador no entraba en sus planes. Una decisión que suponía la salida del jugador que más admiración ha despertado en el mundo entero en los últimos años, y que suponía ceder los galones del equipo a futbolistas como Xavi, Iniesta o Messi. Fichado por el Milan por 30 millones de euros, su rendimiento tanto en la escuadra italiana como en el Flamengo en los últimos meses dieron la razón a Guardiola. Y es que el fútbol preciosista de Ronaldinho, ese que le hizo Balón de Oro, hace tiempo que pasó a mejor vida.
Eto'o y el feeling de Guardiola
Eto'o fue otro de los jugadores a los que quiso cargarse Guardiola nada más llegar al primer equipo del Barcelona. No lo consiguió en la primera temporada, en la que el camerunés resultó ser un jugador clave en la consecución tanto de la Liga BBVA como de la Champions League y la Copa del Rey. Pero Guardiola decidió desprenderse de él al siguiente verano pese a los 34 goles que consiguió en la temporada anterior. Eto'o entró entonces en la operación que supuso la llegada de Ibrahimovic a Barcelona y el desembarco del camerunés al Inter de Milán. Una operación en la que, a tenor de los títulos conseguidos por uno y otro equipo, el gran beneficiado fue la escuadra italiana.
Y es que, mientras Eto'o conseguía, de la mano de José Mourinho, otro triplete con el Inter de Milán, Guardiola veía como Zlatan Ibrahimovic no acababa de encajar en el sistema de juego del Barcelona. Pese a que el sueco firmó esa temporada más goles que el camerunés (21 a 16), lo cierto es que el espigado delantero decepcionó a los barcelonistas, sobre todo al final de esa temporada, en la que se mostró especialmente apático. Como consecuencia de aquello el club decidió traspasarle al Milan una vez que se cerró el fichaje de Villa por 45 millones de euros.
La apatía de Ibrahimovic
Ibrahimovic no fue el único delantero que abandonó el Barcelona esa temporada. Thierry Henry también dejó el club catalán esa misma temporada. El francés, que vivió un alarmante bajón físico en su última temporada, apenas jugó pensando en el Mundial de Sudáfrica que se disputaría ese mismo verano. Tras el ridículo de Francia en el mismo, el jugador decidió iniciar una aventura en la Major League Soccer, en concreto en los New York Red Devils, donde disfrutará de un retiro dorado.
Y el último que ha sufrido en sus carnes la incomprensión de Guardiola es Bojan Krkic. La joya de la corona de la cantera del Barcelona nunca ha gozado de la confianza de su técnico, que nunca le ha considerado como el delantero centro titular del equipo. El joven delantero dejará el Barcelona con la sensación de que, a poco que se le hubieran dado más oportunidades, habría explotado como futbolista. Será ahora la Roma de Luis Enrique el que intentará explotar las cualidades de un jugador que, a pesar de no haber jugado apenas en las últimas temporadas, es considerado aún una de las más firmes promesas del fútbol español.
¿Por qué Guardiola no acaba de estar contento con ninguno de los delanteros que ha tenido? ¿Serán Villa o Alexis Sánchez los siguientes en sufrir las altas exigencias del entrenador del Barcelona?
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